Cómo afecta al presente haber vivido en el pasado en un orfanato

Tolerancia Cero, 22 febrer 2019

La especie humana es altricial, es decir, que los humanos al nacer somos vulnerables e inmaduros y necesitamos un largo tiempo de desarrollo para sobrevivir por nuestra propia cuenta.

Las crías de los seres humanos necesitan durante mucho tiempo cuidados, vigilancia y atención de los adultos de la especie. El periodo entre el nacimiento y el momento en que el bebé ya se desplaza por su propia cuenta se llama exterogestación o gestación extrauterina. Se trata de los segundos nueve meses de gestación de un bebé. El contacto con un cuidador principal durante estos primeros meses de vida son los que favorecen en el bebé la regulación del desarrollo de sus sistemas aún inmaduros al nacer.

La cría de la especie humana nace con un cerebro muy poco desarrollado. Otros órganos como el corazón o los pulmones ya han completado su desarrollo en el momento de nacer, pero el cerebro acabará de crecer y madurar fuera del útero.

Es importante, por tanto, tener en cuenta todos estos factores cuando trabajamos con niños, adolescentes o jóvenes con problemas de conducta, ya que probablemente fueron bebés con poca o nula conexión emocional con sus cuidadores principales.

Es por esta razón que no suele funcionar con ellos los abordajes conductictas de premios y castigos, ya que les faltan las habilidades cognitivas necesarias para tener interacciones positivas, interacciones cuyos cimientos se tendrían que haber forjado cuando eran bebés.

Un abordaje de los problemas de conducta de estos menores, adolescentes o jóvenes, basado en la empatía y el entrenamiento de las habilidades cognitivas deficitarias se muestra como un medio más eficaz para generar el cambio deseado, ya que no se sienten enjuiciados y rechazados, sino aceptados, reconocidos y valorados a pesar de las conductas disruptivas que puedan presentar.

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